jueves, 13 de abril de 2017

El escándalo de United: El poder del consumidor.

El mundialmente famoso escándalo “United” ratifica dramáticamente una de las tres tendencias en RSE para el 2017, que había anticipado en el mes de enero en mi columna para el diario argentino “El Cronista”.
En ese artículo (Tres tendencias en responsabilidad social. Diario El Cronista- 5/1/2017) manifesté que uno de los temas que estaba afectando cada vez más severamente a la reputación de las empresas se derivaba de la sobre exposición y vulnerabilidad de las mismas en las redes sociales, y que para poder dar una respuesta rápida a estos asuntos se debía asumir seriamente el seguimiento de estas comunidades virtuales como una política específica de responsabilidad social.
Concretamente planteaba esta tendencia de la siguiente manera:
“- Cuidado de la reputación corporativa mediante el seguimiento de las Redes Sociales.
La combinación entre la alta penetración de las redes sociales en nuestro país y la masificación de los smartphones, está presentando un nuevo y serio desafío a la reputación y los programas de responsabilidad social empresaria.
Hoy, las empresas inteligentes conciben seriamente su actividad en forma social porque el cuidado del ambiente, la calidad de las relaciones laborales, el respeto por las leyes y todo lo que hace de la organización un actor social están sometidos a la permanente lupa del consumidor.
Temas que parecían menores y antes no tenían repercusión, ahora pueden multiplicarse y convertirse en una crisis para la marca o empresa gracias a un contenido que se viraliza. Por eso este tema excede al área de comunicación y empieza a ser tomado conjuntamente con la dirección de las compañías.”
En nuestros días las empresas están desnudas. Hay millones de “fotoperiodistas”  dando vueltas por el mundo que, armados únicamente con teléfonos móviles, pueden filmar y compartir instantáneamente como un empleado los maltrata, denunciar condiciones laborales inhumanas, falta de higiene, publicidad engañosa, precios abusivos, etc.
Así, una situación que podía venir sucediendo desde tiempo atrás, sin demasiadas repercusiones, puede transformarse en una crisis de imagen que afecta a la marca de manera grave, a partir de su amplificación en las redes sociales.
Con el escándalo de United Airlines, que estalló el pasado lunes 10 de abril cuando comenzó a viralizarse un video donde se ve cómo un pasajero fue retirado violentamente el domingo del vuelo 3411 de United en el Aeropuerto Internacional O'Hare de Chicago, esto asume un carácter de urgente actualidad.
A menos de 24 hs. de que el video se volvió viral en las redes, comenzó a ser reproducido y comentado en los medios de comunicación más importantes del planeta, tanto digitales como convencionales en radio, televisión y prensa escrita.
Y antes de que se cumplan las 48 hs. del hecho, las acciones de United se derrumbaron estrepitosamente en las bolsas el día martes, causando un gran daño, no solo a la imagen corporativa, sino también al valor de la compañía.
El día domingo, con los pasajeros arriba del avión, la tripulación anunció que debido a la sobreventa de pasajes y a la necesidad de que viajara en dicho vuelo otra tripulación de la compañía que debía atender otras obligaciones en el aeropuerto de destino, debían liberarse algunas plazas.
La compañía ofreció hasta 800 dólares y una noche de hotel a los pasajeros que accedieran voluntariamente a ceder su plaza en la ruta Chicago-Louisville. Como nadie se ofreció, un programa informático eligió al azar a cuatro personas. Tres se bajaron del avión pero el cuarto, un médico de origen oriental, se negó alegando que tenía pacientes que lo esperaban en destino. Ante su reacción, los empleados de United Airlines llamaron a las autoridades aeroportuarias, que lo desalojaron violentamente por la fuerza. El hombre se resistió después de que fue removido y volvió corriendo al avión, con la cara ensangrentada.
Varios pasajeros registraron el incidente en sus teléfonos y publicaron videos en redes sociales mostrando a tres oficiales de seguridad del Departamento de Aviación de Chicago que arrastraron Doctor David Dao, por el pasillo, tomado por los brazos y las piernas mientras otros pasajeros gritan en protesta.
Obviamente, ante la crudeza de los hechos el incidente provocó una reacción masiva en línea.
El martes, el trending topic más importante en Twitter en Estados Unidos era #NewUnitedAirlinesMottos —#ElNuevoLemadeUnitedAirlines—con usuarios sugiriendo eslóganes como por ejemplo: “Si no hay suficientes sillas, prepárate para una paliza”.
Un video en YouTube ironizando sobre el hecho alcanzó las 700.000 vistas en un solo día y otras compañías aéreas competidoras, como Emirates, publicaron spots publicitarios cargados de ironía contra los modos de United.
El video concitó también una gran atención en China, que es un mercado estratégico para las Aerolíneas.
United fue el trending topic principal el martes en Weibo, el Twitter chino, atrayendo más de 100 millones de visitas.
Ante la evidencia del terrible impacto en la reputación de la compañía producto de la viralización de los videos, el CEO de United Airlines, Oscar Muñoz, no hizo otra cosa que echar más leña al fuego.
Muñoz, que acababa de ser reconocido como el Comunicador del Año de Estados Unidos por una importante revista, por ser un “excelente líder que entiende el valor de las comunicaciones”, emitió una fría respuesta ante los hechos. Aún con la experiencia reciente de haber tenido que enfrentar hacía solo un mes otro escándalo viral similar, cuando se impidió abordar el avión a dos jovencitas por motivos de vestimenta.
Muñoz solo se disculpó por “tener que reacomodar a los pasajeros” y empeoró la situación cuando envió una carta a los empleados de United el lunes en la tarde, describiendo al pasajero como “disruptivo y beligerante”. También dijo que los empleados “siguieron los procedimientos establecidos para lidiar con situaciones como esta”.
El día martes los mercados le asestaron un duro golpe a la prepotencia del personal de United y la frialdad de su CEO: las acciones de United Continental Holdings se derrumbaron cerca de un 4%, con pérdidas de cerca de 1.000 millones de dólares del valor de mercado de la compañía y al final de la tarde, recién después de un nuevo mea culpa del CEO de la compañía, las acciones se recuperaron, pero su valor de mercado cayó 250 millones de dólares.
Por otra parte, las acciones de las competidoras de United, American y Southwest Airlines avanzaron 2.80% y 1.86% en la plaza bursátil estadounidense, respectivamente. Los títulos de estas líneas aéreas avanzaron fuertemente desde este martes, mientras las de la empresa de Munoz retrocedían.

Oscar Muñoz finalmente emitió un comunicado llamando al incidente "perturbador", pidió disculpas por tener que reacomodar a los clientes y declaró que la compañía dejará de utilizar a los agentes de seguridad para retirar a pasajeros que excedan la capacidad de sus aviones. Recién luego de estas declaraciones el día miércoles las acciones de United repuntaron levemente.

Todo mal

United venía de atravesar un escándalo por otro posteo viral de las redes sociales hacía menos de un mes, pero evidentemente no había aprendido aún la lección del nuevo poder que los consumidores tienen en sus manos a partir de la masificación de los smartphones y la alta penetración de redes sociales en el mundo actual y como el mismo tiene en vilo a la reputación corporativa.
La tripulación del vuelo de United en cuestión se ocupó de resolver el problema de la sobreventa de pasajes recién después de que los pasajeros ya estuvieran sentados en el avión, cuando en realidad esto debe hacerse previamente al abordaje.
Agotaron las ofertas amistosas a los pasajeros en U$S 800, cuando la ley les permite ofrecer un resarcimiento de hasta U$S 1340. Y luego decidieron recurrir a la fuerza pública para retirar al único pasajero que no había aceptado descender amigablemente.

Y para sumarle errores a este incidente, ante la difusión mundial del incidente, el CEO de la compañía tuvo una fría respuesta, que solo agravó los hechos.

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