



Cambio Climático
A pesar de Trump
Por el Lic. Julián D’Angelo
Coordinador
Ejecutivo
Centro
Nacional de Responsabilidad Social y Capital Social (UBA)
Dentro del menú de propuestas populistas de la campaña
del candidato a Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, estaba la
negación del Cambio Climático y el rechazo al Acuerdo sobre el Clima alcanzado
por 195 países en diciembre del año pasado en París.
Trump llegó incluso a sostener que el cambio
climático era una “farsa” propagada por China para perjudicar a Estados Unidos
y una vez electo Presidente se mostró tristemente coherente con esta posición.
Así, ya anunció la eliminación de las regulaciones
ambientales para impulsar la industria del carbón y el gas, dos de las mayores
responsables de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Como también propuso
la derogación del Plan de Energía
Limpia de Obama, y hasta la posible renuncia al Acuerdo de París.
El poderoso lobby de las industrias del petróleo y
el carbón se evidenció asimismo en la conformación del Gabinete.
Designó como Secretario de Energía a Rick Perry, que
fue Gobernador de Texas, estado rico en petróleo. Y acaba de proponer como
Secretario de Estado a Rex Tillerson, el Jefe del grupo petrolero Exxon Mobil.
Pero la designación
más controvertida fue la de Scott Pruitt, un fiscal de Oklahoma escéptico del cambio
climático y con fuertes vínculos con empresas petroleras, al frente de la
Agencia de Protección Ambiental. En el pasado, empresarios petroleros y de energía habían aportado
a sus campañas para la Fiscalía, y en 2011 desde allí acusó a la Agencia de
Protección Ambiental de exagerar la relación entre la contaminación del
ambiente y la explotación de los yacimientos gasíferos.
Hasta la propia
biografía oficial de Pruitt destaca su papel como un “líder en la defensa
contra el activismo de la EPA’’.
Afortunadamente frente a esto, en los últimos días hubo tres señales muy positivas de la
comunidad internacional, la corporación científica y del sector empresarial.
Días después
del triunfo de Trump, se desarrolló la Cumbre del Clima de Naciones Unidas en
Marruecos donde se exhibió un apoyo rotundo y la plena disposición de los
máximos líderes mundiales a emprender acciones sobre el Acuerdo de París. El
mensaje fue muy claro: no importa lo que diga o haga Trump, no hay marcha atrás
en la lucha contra el cambio climático.
Por el lado de
la comunidad científica, 800 investigadores le enviaron una carta a Trump para
que no dé la espalda a la lucha contra el calentamiento global y permanezca en
el Acuerdo de París.
Y desde el lado
empresarial, un grupo de conocidos multimillonarios acaba de lanzar un fondo para
financiar iniciativas de producción de fuentes de energía renovables. Este
Fondo cuenta entre sus inversores a
Bill Gates, (Microsoft), Jeff Bezos (Amazon), George Soros, Richard Branson
(Virgin) y Mark Zuckerberg (Facebook).
Así, Trump deberá elegir entre el poderoso, pero
minoritario, lobby de las industrias petroleras y el apabullante consenso
internacional en materia de un calentamiento global cada vez más evidente e
inocultable.
La comunidad científica había empezado a advertir
los efectos nocivos de la actividad industrial sobre el clima hace más de 40
años. A pesar de eso en los últimos 25 se generaron la mitad de las emisiones
de GEI, cuando ya los gobiernos y empresas estaban conscientes del daño que
generaban. Y hace ya 10 años que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre
Cambio Climático recibió el Premio Nobel de la Paz por sus importantes aportes
en la materia.
Por eso, así como, lamentablemente, no hay marcha
atrás con el daño generado al planeta en los últimos ciento cincuenta años por
los gases de efecto invernadero, tampoco podrá haber marcha atrás en los
consensos alcanzados para combatirlo y mitigarlo.